miércoles, 16 de abril de 2008

Sin despedidas (Relato2)

Un instante suspendido en el tiempo. En su memoria, para siempre, la última vez que vió sus ojos.

Habian comido fuera, " en ese vasco que te gusta tanto" le habia dicho él, tan atento como siempre. Durante la comida hablaron de multitud de temas, el trabajo de él, el de ella, de algún amigo. Tranquilamente, encontrando rapidamente puntos de encuentro. Como siempre.

Y de repente algún comentario o alguna pregunta sin venir a cuento:

El.- ¿Crees que mi padre sabe cuanto le quiero?
Ella.- Pues claro, ¿por qué lo preguntas?
El.- Por nada. Solo que.. me gustaria que no lo olvidara.
Ella.- ¿Y por qué habría de hacerlo? Un padre nunca se olvida de cuanto quiere a sus hijos.

Y otra vez a una conversación ligera como si nada hubiera ocurrido.Poco tiempo después el la interrumpe con otra reflexión inesperada:

El.- No me gustaría que mi hijo se olvidara de mi.
Ella.- ¿ocurre algo que no sepa?
El.- ¿El qué?
Ella.- No sé. Pero le estás dando muchas vueltas a lo importante que es recordar o que te recuerden.
El.- No es nada... un pensamiento que me asaltó esta mañana. Tu sabes que amo profundamente a mi hijo y no me gustaría que el olvidara algo así.
Ella.- Bueno. Si se lo dices y se lo demuestras no creo que se le olvide. Nunca.
El.- Si, si. Claro..

Habian llegado al café,con algo dulce por supuesto, y al cava.

Ella.- ¡Vaya! Que rumboso estás hoy. ¿Celebramos algo?
El.- Si, que eres la mejor: la mas hermosa,la más inteligente y la más buena.Que soy afortunado de tenerte. Que eres grande, guapa y genial. Y se que nunca me olvidarás.
Ell.- ¡Y dale!El que no tiene que olvidarse de todo lo que acaba de decir eres tú.
El.- Te quiero. Es imposible no amarte. No amar tu mente, tu cuerpo, todo lo que eres. Quería decirtelo una vez más.


Solo unas horas despues....la nada. El vacio, el dolor, la ausencia; un abismo negro, frio,insondable; la pérdida de él, de ella misma, de la vida.


Durante mucho tiempo no comprendió cómo pudo irse así, sin despedida. Pero, por fin, hoy lo entiende.

Se despidió como sólo él lo haría, a lo grande. Sin algarabía, sin lamentos, mostrándole su amor hasta el último segundo de su vida.

" Y ponte guapa, amor, ya sabes... quiero que todos los hombres de la tierra me tengan envidia."

1 comentario:

Marieta dijo...

M'ha fet de plorar que "m'ha cagat"...
No sabía esto...
Joooooo....:(