martes, 24 de junio de 2008

Una noche pagana

Creo que en entradas anteriores he hablado ya de mis creencias y si no lo he hecho nombro tan a menudo a Dios que todos habreis notado ya en lo que creo. Sin embargo, de vez en cuando, me parece adecuado incluso conveniente adentrarse en aquellas creencias que de una forma u otra alientan al resto del mundo, porque conocer más allá de ti mismo es enriquecedor, aunque al final solo te sirva para ratificarte en lo que ya pensabas. Otras veces, simplemente como una diversión inocente que no le va a hacer daño ni a tí ni a tus creencias.

Y eso hice anoche. La noche mágica de San Juan, que aunque esté dedicada a un santo, está plagada de ritos paganos para la buena suerte, o para alejar el mal fario, o para encontrar salud, dinero y amor ( como si esto te llegara solo por saltar olas).
Así que, pertrechados con todo lo necesario, acabamos en la playa de El Perelló para ejecutar el ritual adecuado a la noche.
Para ser una playa tranquila estaba a reventar, eso sí , de gente jovencísima que pasa olímpicamente de los rituales y que van a pasar una noche de juerga más.
La parafernalia de policia, protección civil y demás no tenía parangón en una playa de ese tamaño ( no quiero pensar lo que habría en la Malvarrosa).
Lo puestos de mercadeo abundaban a lo largo del paseo, los bares anunciaban menu especial de "la noche de San Juan", una pirotecnia de lujo para el castillo y un gran montaje de luz y sonido en medio de la arena para la fiesta "post-salto".

Total, que si de verdad alguna vez ir a saltar olas y pedir deseos tuvo encanto, han acabado con él.
Así que, a pesar de seguir el ritual completo, me dediqué a hacer trampa porque al fín y al cabo una es quien es y no puede dejar de serlo.

Después de saltar las olas y arrojar al fuego los deseos escritos en un papel y los errores que espero no volver a cometer, elevé mi plegaria al Cielo.
Desde el fondo de mi corazón dije: " mami, a ver si nos echas una manita". Que para algo tengo enchufe celestial.

Y después a casa a seguir con lo fundamental: "A Dios rogando y con el mazo dando".

domingo, 15 de junio de 2008

Sobre las olas (Relato5)

Ahi está. El momento mágico.

Seguía preguntándose como podia ocurrirles una y otra vez, aunque sabia la respuesta de antemano . Simplemente porque conseguian olvidarse de todo como si el mundo hubiera dejado de existir y toda la energia cósmica se hubiera concentrado en ellos, en cada latido, en cada respiración.
La primera vez le pareció sorprendente, casi un milagro. Sus cuerpos se habian acoplado como si hubieran estado juntos antes, se habian reconocido.
La que ya no se reconocía era ella misma.
No importaba el lugar al que él quisiera ir, ella le seguia sin dudarlo, sin preguntas, sin reservas.
Habia derribado cualquier barrera que su cuerpo o su mente hubieran creado en el pasado y, por primera vez, era libre.

Libre...

Nunca se es libre realmente. Ahora estaba atada a sus sentimientos y a sus deseos, que la impulsaban a estar con él. Que la llevaban continuamente al recuerdo de sus besos que la llenaban de vida hasta los huesos, a sus ojos y a sus manos que le hablaban de todo aquello que, ella lo sabe, nunca le dirá con palabras.

Por eso ahora, cuando siente que ese momento que la suspende en el tiempo y la deja sin aliento va a ocurrir de nuevo; cuando vuelve a cabalgar sobre una ola gigante que no puede dominar y que acabará arrojándola a un mar profundo lleno de olas diminutas que la devorarán; cuando aun le queda un resquicio de pensamiento lógico antes de caer en ese mar donde él la arrastrará hasta el fondo, quedándose su corazón y su voluntad; ahora que casi se siente morir, tiene que rebelarse.
Porque está a su merced y lo sabe.
Porque sabe que él tambien lo sabe.
Porque no se lo puede permitir.

"Te odio".

Y entonces cierra los ojos y sucumbe a ese oceano de sensaciones, aunque no sea capaz de comprender como puede ser feliz mientras el corazón le explota en mil pedazos.

jueves, 12 de junio de 2008

Esto es vida

Queridos mios, se que os dí la brasa porque no escribíais y que podeis echarme en cara que la dejada soy yo, pero la verdad es que ultimamente no he tenido tiempo ni para rascarme.
Tambien se que esto no es excusa porque cinco minutos los tiene cualquiera pero, que le vamos a hacer, no siempre es posible.

Sin embargo ahora es cuando debería estar contando un montón de cosas, todas buenas, que me reconcilian con la vida y con mis decisiones. Que no creais que son fáciles. A veces me da por jugármelo al todo o nada y, hay que reconocerlo, asumir riesgos límites. Pero está saliendo bien y al final pienso que en realidad debería haberlo hecho antes y aclarar varias cosas de mi vida antes de dejar que llegaran a la situación a la que habian llegado.

La verdad es que, como a todos, me resulta más fácil razonarle a otros que aplicarme el cuento. Siempre tendemos a darnos tiempo, o a fabricar excusas y aplazarlo en vez de afrontarlo, para darnos cuenta, al final, que deberíamos haber sido un poco más osados, agarrar el toro por los cuernos sin contemplaciones y solucionar las cosas mucho antes.

Pero bueno, nunca es tarde si la dicha es buena ¿no? ¡Y vaya que lo es!. Ahora resulta que me tratan como a una reina, me dicen que soy estupenda, y que estoy estupenda, me sonrien en vez de ponerme caras largas, me abrazan a la menor oportunidad y me malcrian sin parar. ¡¡Seré pava!! ¿pues no me lo estaba perdiendo por no poner los bemoles encima de la mesa un poco antes?

Así que ya sabeis, no hay que esconderse ni justificarse, solo hay un camino y es el de luchar por la vida que deseas sin miedo y sin tregua.
Os seguro que aunque esto no haga desaparecer los problemas sí conseguirá que ya no os afecten de la misma manera.

Solo tienes que reflejar lo que otra persona está poniendo en ti, devolverle una sonrisa que salga de tu corazón y que llegue a tus ojos, para que cuando los mire no vea más que su alegría de estar contigo compartida en tu rostro.

jueves, 5 de junio de 2008

Por omisión

La gente, en general, suele tener bastante claro la diferencia entre lo que es ser una buena o una mala persona. Las buenas personas son las que hacen buenas obras, ayudan a sus semejantes, actuan sin maldad incluso con bondad en sus corazones y están siempre dispuestas a hacer el bien. Por lógica las malas personas actuan de modo totalmente contrario y tienen un corazón frio y duro (si es que lo tienen). Y ya está, fácil.

Si no fuera porque existen personas que se consideran buenas porque nunca han hecho daño a nadie y que son incapaces de pensar que pudiendo hacer el bien no lo hicieron.

Si no fuera porque hay personas que se creen caritativas porque envian ayuda al otro lado del mundo para paliar alguna catástrofe, sin pararse a pensar que su vecino puede necesitarles.

Si no fuera porque hay personas que se consideran honradas como el que más y no dudan en solicitar ayudas que no les corresponden, defraudar al fisco o alargar las bajas por enfermedad sin fundamento, sin que les parezca que nos estafan a todos.

Si no fuera porque hay personas que se llenan la boca de amor al prójimo y son incapaces de mostrar su amor a sus seres más próximos, sin que les entre la más mínima congoja por ello.

A cuanta gente se le olvida que el pecado de omisión también existe y limpian sus conciencias diciendo que, al menos, ellos no hacen daño intencionadamente. Y me parece no solo de lo más triste sino de lo más inmoral. Porque al final lo que hacen es ajustarse un código para ellos mismos en el que, de la forma más conveniente, acabarán disculpándose cualquier acto por injusto que sea.

Me niego. No pienso omitir, no quiero, no me da la gana. Igual me equivoco pero prefiero ser muy buena cuando sea buena y muy mala cuando sea mala, a pasar por esta vida sin pena ni gloria justificando mi desidia o mi insolidaridad o mi escasa conciencia social o cualquier otro pecado que cometa, con argumentos estúpidos e insostenibles. (¡ como si no me diera cuenta cuando paso del prójimo! ¡Por Dios!)

En cualquier caso todos llegaremos al mismo sitio.¡¡Que Dios nos pille confesados!!

martes, 3 de junio de 2008

Esperar sentada

No se si es este tiempo tan cambiante o que ultimamente estamos todos muy liados, pero hace algunos dias que hecho en falta un poco de actividad en casi todos los blogs que visito. Entre los exámenes, cumplir con el fisco, que ya estamos en Junio y como no apretemos llegará el verano y no nos podremos ir de vacaciones porque no habremos acabado todos los deberes, que ya alarga el dia y cuando nos damos cuenta estamos aún por la calle y claro luego llegas a casa y ponte con la cena y con preparar algo de lo que tienes que hacer al dia siguiente y que te sientas en el sofá a las tantas medio dormido.....
En fín, que parece que no estamos para escribir mucho.

No parece que la gente esté muy comunicativa, salvo Marieta que siempre está dispuesta a mostrarnos lo bien que se lo pasa cuando se lo pasa bien. Y poco más. Ni siquiera hay alguien que deje comentarios aunque solo sea para recordar que está al otro lado y que sigue de algún modo en contacto. ¡Que triste, por Dios!

Pero lo que más me alucina de mi misma es como os hecho de menos. Como me he acostumbrado a contaros mis cosas porque se que estais ahi, del mismo modo que me he acostumbrado a vosotros y vuestra forma de contar las vuestras. Me encantan. Todas: Las idas de pinza, los brotes piscóticos, las cosillas, la vida en imágenes, las locuras......lo que querais. ¡Quién me lo iba a decir! Y eso que a veces no me entero ni de la mitad porque mi ordenador funciona a pedales y los videos hacen cosas muy raras y acabo aguantándome sin verlos porque esto no hay quien lo soporte.El del último concierto lo tuve que dejar porque parecía una manifestación con hipo en vez de un tio estupendo cantando rancheras.

Deseo que acabeis pronto todo eso que os tiene tan ocupados y que lo termineis bien. Que no me resulteis todos fanáticos del futbol, o del tenis, o del baloncesto, o de las motos, o de los coches, o de las bicicletas..(jolín, cuantas distracciones a la vista). O por lo menos no todos al mismo tiempo. Y que volvais aqui a compartir buenos ratos.

Os estaré esperando.