lunes, 14 de abril de 2008

Marian

Mis padres me acortaron el nombre cuando era muy pequeña, no se si por comodidad o por adecuarlo al número de sílabas que tiene el de mi hermana. Como siempre nos nombraban a las dos a la vez, supongo que habia que hacerlos un poco homogéneos.
Como era de suponer, mi hermano mayor se apuntó enseguida al nuevo nombre al igual que mis tios, primos y demás miembros de la familia con los que convivíamos a diario.

Desde entonces nadie más me ha llamado nunca así. Bueno, excepto Rafa, que al primer dia de conocerme ya me dijo con total naturalidad que le gustaba más y a pesar de mi resistencia inicial se ganó el honor de hacerlo a base de afecto, lealtad y constancia. Sin embargo, si alguien ahora se empeñase en llamarme así no le dejaría.

Posiblemente porque me he peleado con medio mundo con el fín de ganarme que me llamen por mi nombre de verdad. Pero sobre todo porque quién se gane el privilegio de llamarme así debe ser alguien muy especial, que sepa comprender lo que ésta contracción de mi nombre significa realmente.

Porque Marian sigue existiendo. Sigue siendo la niña que se ilusiona sín límites, la que echa de menos el regazo de su madre, la que confía ciegamente, la que quiere jugar con la vida porque es un juguete maravilloso, la que llora sonriendo en un intento vano de mostrar que el golpe no le duele.

Y ¿ a quién puedes darle algo así?

¿Hay alguien capaz de decirme: " ven niña mia, porque yo jugaré contigo, nunca te abandonaré y si tienes ganas de llorar te dolerá menos porque yo lloraré contigo"?

Pero, aún así, la niña que hay en mi no pierde la esperanza.

2 comentarios:

Marieta dijo...

Varies coses:
-La primera: Todos echamos de menos el regazo de tu madre...jejejeje.
-La segunda: Mientes...nena...
-La tercera: I love you mummy(que es momia en inglés pero suena igual, jiji).
La cuarta y última pero no menos importante: ¿Tú estás un poco esquizo...no?
;)
Bechitos!

Anónimo dijo...

un poco? :)
hiji