viernes, 16 de mayo de 2008

Y no cuesta dinero

Mi amigo Alvaro que es bueno, amable y tierno como un bizcocho, pero que también es un poco raro (alguien que dedica su tiempo a aprender sánscrito no es muy normal) me dijo una vez que nunca en su vida había visto un naranjo y mucho menos olído el azahar. Es de Madrid, pobre, y alli no debe oler a flores precisamente.
Y no es porque no haya visitado Valencia alguna vez, pero nunca ha coincidido con las fechas en que nuestros campos se llenan del aroma de los árboles en flor. Así que por mucho que intentara explicarle lo bien que se siente uno aquí cuando empieza la primavera no era capaz de entenderlo. Debe tener la pituitaria destrozada de la polución ( no así la nariz que, digamos, es acorde con su tamaño general).

Y ¿debes dejar a un buen amigo en su ignorancia? ¿no debes hacer algo para que no se pierda la experiencia olfativa más agradable que podría encontrar?

Ni corta ni perezosa puse en marcha un plan siguiendo el viejo y conocido dicho de "si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña".

Cuando empezó la siguiente floración compré en el super una caja de galletas de mantequilla de esas metálicas, que me comí casi del tirón porque si las sacas y las dejas por ahí pierden mucho y no están para que se estropeen.
Acto seguido me fui al campo y elegí el mejor naranjo y el mejor limonero que encontré y me puse a recoger flores para llenar la caja. Las cogí mezcladas porque para mí las del limonero son más resistentes que las del naranjo, pero yo creo que huelen menos.
Cuando tuve la caja llena hice un paquete que le remití por transporte urgente, con un mensaje que decía " te envío un poco de mi tierra para que sepas lo que es estar en la gloria".
No os podeis imaginar como fué la respuesta, creo que agotó todos los superlativos conocidos y hasta inventó algunos. Pero lo que más me gusto fué cuando me dijo " nunca habian hecho algo así por mi".

¿ Lo entendeis? Tan solo era una caja llena de flores, que no me costó ningún esfuerzo sino más bien una diversión conseguirle. Y a cambio compartimos un gran momento de amistad, camaraderia y afecto ( ya os he dicho que es muy tierno). ¡¡Genial!!

¿Tánto cuesta pensar qué cosas, por sencillas o insignificantes que parezcan, pueden hacer felices a las personas que nos importan?

Como un difraz de papel para una fiesta, una pancarta y cuatro canciones para "el partido" de baloncesto, cocinar su plato favorito, grabar canciones de amor....

No tengais miedo. Es hermoso dar y te lo devuelven multiplicado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

q guay!!!! es un gesto muy bonito y que se agradece mucho. ojalá alguien tuviera esa clase de gestos conmigo y me enviara una guitarra eléctrica nueva de 24 trastes, o un Audi A3, o cosas así que no cuestan mucho y llenan a los demás de alegdía, odgullo y satifación. jejejejeje