miércoles, 21 de mayo de 2008

En el término medio

Dije en otra entrada que un día hablaría del feminismo y de la cantidad inmensa de burradas que se pueden hacer en su nombre. Y no será porque esto no se ha hecho antes (burradas) en nombre de causas más justas como el amor, la paz o Dios. Nunca aprendemos.
Si quieres solucionar una situación que no te gusta, digo yo que lo primero sería reconocer la causa que la creó ¿no? Pues las más listas entre todas nosotras fueron un dia y encontraron la solución: los hombres. ¡Y se quedaron tan anchas!
Hay que reconocer que criminalizar a alguien por nuestros errores es la pera. Yo, si pudiera lo haría a toda hora. Pero es mucho más elegante y más justo reconocer cuándo has sido tú la causante de los daños.



Al principio de los tiempos, los hombre iban a cazar y darse mamporros y las mujeres se quedaban en las cuevas enseñando a sus hijos a imitar a sus padres y a sus hijas a hacer las tareas domésticas. Luego los hombres se iban a la guerra a dar más mamporros, habían evolucionado y sabian hacer fuego y catapultas para tirar piedras enormes y se habían inventado una forma de comunicarse, la escritura, y en general se lo pasaban bomba. Y las mujeres seguían en sus cuevas (que ya tenían ladrillos y tejados) y enseñaban a sus hijos a emular a sus padres y a sus hijas a hacer las tareas domésticas y a consentir que sirvieran de moneda de cambio en alianzas matrimoniales. Después llegaron honrosas revoluciones (la francesa , la rusa, la industrial) que los hombres inventaban para seguir dándose mamporros físicos, psíquicos o de los que fueran para seguir divirtiéndose, mientras las mujeres seguían en sus cuevas (que entonces ya podían tener varias plantas de altura) enseñando a sus hijos a imitar a sus padres y a sus hijas a hacer las tareas domésticas y a buscar "un buen marido" (al fin y al cabo la nobleza es muy reducida y cada uno tiene que procurarse el sustento) que pudiera hacerles una cueva de cuantas más plantas mejor.


Un buen dia unas cuantas hijas de sus madres se atrevieron a levantar la voz y a decir que " basta ya" hombre. ¿Hombre? ¡ pero si las que más las vilipendiaron y maltrataron y vejaron e insultaron fueron las otras mujeres!¿A quién se le ocurre? ¿Hacer lo mismo que un hombre?¿ Tener sus mismos derechos ? ¿Ocupar sus cargos?¿Votar? ¡Estas han perdido el juicio!
Pero siempre hay alguna espabilada que se da cuenta del potencial de lo que se trae entre manos y de que solo hay que hacerlo crecer adecuadamente. Así, las que empezaron pidiendo el voto (cosa muy loable), acabaron culpando al varón de todos sus males, olvidándose impúdicamente de como habían llegado a su situación.


Y seguimos igual. Da igual que nos hayamos liberado ( esto es básicamente mentira, mientras que a las realmente liberadas las sigan llamando zorras), que hayamos renunciado a los pequeños placeres de la vida como que un caballero te abra la puerta, te deje su asiento o te invite al cine (que desfachatez ¿acaso creen que somos pobres desvalídas?), que exijamos que nos llamen médica o presidenta o lo que sea, que ocupemos cargos importantes o que vayamos a la luna.
Seguimos siendo unas ceporras.
Porque no hemos aprendido nada. A base de culpar a los hombres nos hemos convencido de que nuestro papel no es ser como ellos , es derrotarles. Y hemos vuelto al principio pero al revés.
Nos hemos convencido de que, en desagravio, los hombres deben concedernos todo lo que pidamos sin pararnos a pensar si es justo, equitativo e igualitario. Así, conseguimos hacernos presentes por decreto pero no por méritos y nos quedamos tan felices; les decimos que sus hijos, los que hicimos a medias, son solo nuestros porque están en nuestros cuerpos y que solo nosotras podemos decidir qué hacer con ellos ( pero que se preparen si decidimos tenerlos) y nos parece dabuten; hablamos el doble porque ahora hay que pronunciar siempre el masculino y el femenino para contentar a todos/todas ( que cansino ¡ por Dios!) y estamos encantadas.

¡Parecemos idiotas!
Yo no quiero un cargo solo porque soy mujer, lo quiero porque lo hago mejor;  ni quiero un trabajo porque soy mujer, lo quiero porque soy igual de lista y eficiente ( a lo mejor más);  ni quiero quedarme con sus hijos porque soy mujer, lo quiero si realmente conmigo están mejor; ni quiero que me paguen lo mismo porque soy mujer, lo quiero porque me lo gano;  no quiero tener que esforzarme el doble para conseguir la mitad;  y, sobre todo, si al final consigo algo no quiero que el resto de mujeres piense que lo tengo por mi cara bonita, porque entonces nunca llegaremos a ninguna parte.



No es que esté en contra del feminismo, solo que yo prefiero hacerlo a mi manera y quedarme en el término medio (dicen que es donde está la virtud):  femenina y antimachista. Y sobre todo, no quiero construir un mundo donde las mujeres se pasen el dia dando mamporros mientras los hombres se quedan en las cuevas enseñando a sus hijos ( de cualquier sexo) a andar por la vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

el texto y la texta que has escrito y escrita, me parece muy aceptable y aceptabla, pues utilizas términos y términas que definen muy bien (¿cuál sería su femenino?) la opinión de muchos y muchas hombres y hombras y mujeres y mujeros. estoy total y totalamente de acuerdo y de acuerda contigo (y, por supuesto, contiga): darle la vuelta o el vuelto a lo que tildan de "machismo" para convertirlo en un feminismo más exacerbado es la mayor estupidez y la mayora estupideza que una mujer o un mujero pueden cometer. pues se convierten en lo contrario o en la contraria de lo que critican con tanto ahínco y ahínca. entonces: ¿qué cambia? ¿eso es igualdad o igualdada? yo seguiré luchando por la aceptación de los siguientes términos: policío, bombera, electricisto, elefanto, atleto, futbolisto, primer espado, parejo, y un largo etcétera. ¿será posible que algunas mujeres sean tan estúpidas como para no darse cuenta de la gilipollez que defienden? igualdad es igualdad, no inversión de términos. eso es inversión de términos. paz (y paza) a todo el mundo (y, evidentemente, a toda la munda) :)