domingo, 20 de junio de 2010

Inventario ( Relato 14)

Sus manos cogieron aquella caja de color rojo con cierta reverencia. No sabía que extraño impulso la había llevado a hacerlo, pensó mientras comprobaba que tenía cierta cantidad de polvo acumulado. No recordaba cuándo fué la última vez que lo hizo.
Con parsimonia la puso en su regazo mientras la limpiaba con un paño de algodón para no dejar pelusillas. En aquel rojo tan intenso se notarían demasiado.

La abrió lentamente preparándose para la pequeña agitación interior que siempre le producía hacer aquello. Poco a poco empezó a repasar su contenido......un tarjeta de felicitación de un cumpleaños del 94.....un montón de cartas que cesaron en el 96......un programa de procesiones sevillanas del 98.....dos entradas de un concierto del 2000.....cuadernos de notas de los niños.....
un dibujo de payasos imposibles......un recorte de prensa......dos esquelas......un relato para un amigo lejano.....postales....fotos......

Esta vez, sin embargo, sus ojos se negaron a llorar. La visión de todos aquellos pedazos de su vida, en vez de apenarla le habían dado la solución. Ahora entendía lo que había pasado y comprendía porqué volvía a estar sola. Con tristeza pero sin remordimientos. Sin ningún peso en el corazón, mas allá de la congoja que supone terminar.

Y comprendió que tenía que haberlo visto antes.....que tenía que haberse dado cuenta del tiempo que hacía que ya no guardaba ningún recuerdo. Que ya no había nada que guardar.

Con las manos temblorosas y el ánimo en alza, depositó otra vez aquella caja en su lugar. Y mirándola fijamente, se prometió que ya era hora de llenarla hasta los topes.

Porque lo único que puede darle sentido a una vida es tener un millón de cosas que recordar.

2 comentarios:

Nuda Veritas dijo...

Qué ternura las cajitas con recuerdos... con aquellas cositas que nos parecían TAN importantes....

Enhorabuena me ha gustado mucho.

El guardian del Faro dijo...

Gracias......me pasaré a visitarte.

Besos