martes, 8 de marzo de 2011

dioses y Superación

Mirando el mar y pensando en dioses, me vinieron  a la mente algunas hazañas, que tenía pendientes de contaros desde aquel día.
Una de ellas es de las más prodigiosas que se hayan realizado en un deporte y que, diluida en el colectivo, ha quedado casi olvidada.
La natación vive de sus grandes figuras personales y las victorias por equipos relegan a sus protagonistas a meros actores de la función común.

Pero una vez, en esa función colectiva, un nadador consiguió alucinar a todo el mundo mundial con su proeza.

Campeonatos del Mundo (Madrid 1986)                                            
Última jornada. Prueba de 4x 100 estilos. El equipo norteamericano ha sido batido sorprendentemente por el de la RDA en el relevo de 200.  Sus grandes estrellas, Biondi y Morales, no están dispuestos a que les arrebaten el oro de nuevo.
Pese a ello, la prueba que realiza el equipo americano hasta la entrada en el agua de Morales en su posta de mariposa ha sido horrible, así que su impecable actuación no es suficiente para dejar a su compañero en una buena posición.
Matt Biondi se lanza al agua en su última posta,  estilo libre, en cuarto lugar ,con  79 centésimas de retraso sobre el primero.  Pero el "torpedo de Moraga" (su ciudad natal), no estaba dispuesto a ceder ni un ápice en su lucha por el oro. Con  su embergadura, 1,98 m, daba unas brazadas alucinantes  a una velocidad digna de su nombre.
Cuando sus dedos tocaron la pared al final de sus primeros cincuenta metros, Biondi ya había alcanzado al segundo clasificado, para acabar ganando la prueba en primer lugar, dejando al segundo a 1,25 segundos de ventaja. ¡En sólo 100 metros!
Lo juro, yo lo ví. Aún no he salido de mi asombro.
Su récord 48,29, nunca fué homologado, ya que en las pruebas de equipo sólo se homologa si se consigue en la primera posta. Pero nada hará que se olvide la hazaña de un verdadero rey de la natación.
Hijo de Neptuno...por supuesto.



En el otoño de 1996, Alexander Popov fué apuñalado en un suceso que nunca se
aclaró, mientras paseaba por un parque de Moscú. Sus heridas eran tan graves que estuvo al borde de la muerte; un riñón y un pulmón se vieron afectados. Parecía que el campeón mundial  y olímpico no volvería a ser el mismo.

Desde Tarzán-Weismuller, nadie había defendido el oro en dos olimpiadas consecutivas y en las mismas modalidades. Popov ganó el oro en 50 y 100 libres en Barcelona 92 y en Atlanta 96.
Con su elegante forma de nadar, parecía más bien que se deslizaba en el agua, en lugar de luchar contra la resistencia. Parecía que no se esforzaba en absoluto. Mientras los demás aporreaban el agua, él la acariciaba con sus largos brazos, sin salpicar una gota. Era el control absoluto de la técnica.

Sólo unos meses depués de su apuñalamiento, Popov se presentó en los Campeonatos Europeos de Sevilla, donde ganó de nuevo en sus dos carreras. Nadie pudo ganarle en una carrera desde 1992 hasta 1998.
Tras el segundo puesto en Sydney, decidió que debía dosificarse, así que se saltó el mundial de 2001.
Pero reapareció en Barcelona 2003 para ganar nuevamente. Por delante de los nuevos cachorros de la natación como Thorpe.
Se retiró definitivamente en el año 2004. "No iba a durar eternamente y no quiero ser una leyenda viviente, dijo, he dado siempre lo mejor de mi mismo. Es hora de marcharse."
Continúa en su poder el record mundial de 50 m libres.

Siempre será el zar de las aguas....no desciende de Neptuno, es su imagen y semejanza.


10 comentarios:

HombreRevenido dijo...

Dos monstruos de la piscina, sin duda.
Yo también vi ese último relevo de Matt Biondi. Sobrehumano.

Rosa dijo...

No soy un gran aficionado de la natación, pero me parece digno de admiración la lucha por la superación personal de los deportistas que juegan limpio. Interesante post.

Saluditos

pseudosocióloga dijo...

Lo tuyo con los deportistas es ¿como lo mio con los libros?.
Mi héroe era Tarzán-Weismuller.Aunque yo soñaba que era él.
Las únicas medallas que tengo son de natación.(Las de atletismo se las daban a casi todos).

El guardian del Faro dijo...

Hombre, ¿pero tu has visto el peaso brazo que se gastaba?... ;D

No todo es fútbol, Fer...jejeje.

Yo también leo, Pseudo, que va a parecer que sólo quiero mirar tios cachas. ¡jajaja!.

besos a todos

Meg dijo...

Esto va a parecer una tonteria, no me quita el sueño la natación, ni entiedo del tema, ni de otros deportes, pero me relajo viendo el tenis y la natación, podría verlo durante horas!!! Un besazo!!!

El guardian del Faro dijo...

De tonteria nada, Meg, no creo que haya nada que supere la plástica de Popov o de Federer. Yo tampoco me cansaría de verlos. ;DD

besos

Elvis dijo...

El deporte en general está lleno de historias de superación, todas tan bellas como las que describes. Es la parte bonita del deporte. Creo que deberían hacerse más documentales deportivos contando historias como estas. Me ha encantado el post.
Besos.

juan andrés estrelles dijo...

Realmente dos historias impresionantes de esas que el deporte nos ofrece de vez en cuando haciéndolo más atractivo e interesante. Al leerlo no he podido evitar recordar el partido de waterpolo entre la URRS y Hungría. En la semifinal olímpica de Melbourne 1956. Otro de esos apasionantes sucesos históricos que pudieron vivirse en una piscina. Un saludo.

El guardian del Faro dijo...

Gracias Elvis, ya sabes que me encanta el deporte.

Juan Andrés, pues no conozco esa final, será cuestión de zambullirse en la historia.

abrazos deportivos ( pá los dos) ;D

El guardian del Faro dijo...

¡Madredelamorhermoso!...Juan Andrés, ya sé de qué fué ese partido.
A ver si me inspiro y le dedico un post chulo. ¡Vaya tela!
(aunque me temo que para cuando lo haga todos habrán ido a Google a averiguar qué paso) ;DD