domingo, 25 de enero de 2009

Física y química


Desde hace unos años el mundo de la bioquímica y de la psiquiatría se han unido para investigar a fondo las causas de nuestro extraño comportamiento cuando entramos en trance amoroso y, también, para averiguar qué sustancias químicas segregamos al hacerlo.
Se ha descubieto que mientras el "consciente" actúa diciendo cosas como : " no se lo que me pasa, parezco alelao"; en el campo físico se desata una feroz batalla microscópica en la que intervienen a la vez una hipófisis que se inunda de albúmina, un enredo de hormonas, un torneo de neurotransmisores, serotonina, feromonas, endorfinas y demás elementos de nombre impronunciable.

Según sesudos científicos, el romanticismo desempeña un papel nímio al lado del instinto fisico animal. Al parecer somos una especie de siervos que nada podemos hacer contra la fuerza de la feniletilamina o C8H11N. ¿A que mola? Es el nombre técnico de Cúpido.

Al parecer, los hombres poseen un mecanismo olfativo de alta precisión, a través del cual son capaces de detectar esencias femeninas, secretas, muy relacionadas con la segregación abundante de estrógenos, Éste es tambien el momento en que las mujeres se muestran más receptivas al avance del hombre.
Una vez que el aroma de los estrógenos ha embriagado al caballero, éste inspecciona los estímulos visuales y auditivos que la mujer le ofrece: pupilas dilatadas, ojos brillantes, labios prominentes y voz susurrante,
determinados movimientos, etc. En centésimas de segundo el hombre descodifica esta información mientras padece un ataque de adrenalina que le colapsa el raciocinio obligándole a pensar en una solo cosa: esa mujer.
Al mismo tiempo su nivel de testosterona aumenta y le da un aspecto viril y seductor; la dopamina acelera su riego sanguíneo y el nivel de serotonina cae, lo que le ayuda a deshinibirse y a desear sexualmente a la mujer.

Justo en este momento el Cúpido quimico, es decir la feniletilamina, actua causando todas esas sensaciones que nuestro lado consciente describe cuando nos ataca la flecha del amor: calambres en el estómago, temblor en las piernas, un estado de euforia o de radiante y loca algarabía.
La C8H11N es una sustacia muy importante que tambien se encuentra en el chocolate, las fresas, las rosas y demás exquisiteces de condición afrodisíaca.

Todo lo anterior parece indicar que nuestra voluntad no tiene absolutamente nada que ver en el proceso de enamorarse. Si esto es verdad ¿ para que narices queremos tantos manuales de instrucciones para hacerlo sin equivocarnos?

Aunque bien mirado, después de nuestra millonésima tonteria en nombre del amor, es una bendición poder escudarse en una razón de peso.

-¡No fuí yo! ¡Fué feniletilamina!


¿A quién queres engañar?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este tema lo he comentado ya en varias clases y bueno, una de las cosas que planteamos es que saber o por lo menos decir a qué se debe eso que nosotros llamamos estado de enamoramiento, lo único que hace es que la cosa sea un poco menos romántica, porque una vez sabes por qué te pasa, pues ya dices... es que no estoy enamorada, estoy con una reacción serotonina, oxitocina, etc...
¿No podríamos simplemente ser felices y prou?

Ali :)