Está parada. Ni siquiera se ha dado cuenta de que ha dejado de moverse. Solo su mente sigue en funcionamiento y le trae sin parar imágenes de él. Sus ojos, su olor, su calor, su sonrisa.... Y lo echa de menos.
Con la añoranza de algo realmente bueno, bálsamico, consolador. Con la necesidad de lo aunténtico, sin fingimientos. Con la pasión del arrebato y la entrega. Con el dolor de saber que será breve, efímero.
Pero éste momento es suyo. Y lo imagina. Imagina sus brazos rodeando su cuerpo, su boca besándola dulcemente y su mirada diciéndole lo que no dicen sus labios. Puede sentir su pecho mientras ella acopla su espalda contra él y se sumerge en la tibieza de su abrazo.
Entonces abre los ojos pero sigue sin ver.
Su mente se pregunta: ¿ cuando?.
Y su corazón late: pronto, pronto.....
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