Tengo el ratio de corridas de toros en una cada diez años y ya tocaba.Conste que cuando se lo propuse a mis amigos no creí que lo tomaran en serio, pero claro, una habla sin pensar y cuando quiere darse cuenta le han tomado la palabra y ahí estaba, magnificamente situada eso sí, en tercera barrera, un poquito al sol, pero solo hasta el tercer toro y con una suave brisa que hacía la cosa más llevadera.
Todo empezó cuando me enteré de que Cayetano Ribera Ordoñez (Cayetano solo, para el toreo) iba a plantar su impresionante figura en el albero de la calle Játiva y, estando tan cerca, ¿ me lo iba a perder?. Que tenía yo ganas de comprobar si es tan guapo como dicen, amén de si es tan buen torero. (Y de ver a mi Ponce, que ese sí que torea)
Como no creo que tengais especial interés en saber que tal fué la lidia, solo diré que cortó dos orejas ( creo que concedidas en demasía, con una hubiera tenido lo justo) solicitadas clamorosamente por el público más por su impresionante figura que por su impresionante faena. Pero hay que ver la de féminas que van a los toros y luego se desgañitan y sacan pañuelos blancos sin parar y, claro, el Presidente confundido ante tanto jaleo pensó que le pedian la otra oreja del bicho y el diestro salió por la puerta grande. (Y mi Ponce para llorar, pobre.)
Sin embargo tengo mucho que decir sobre su impresionante figura:
Que ni de lejos ( ni a dos palmos de distancia) es tan alto como os pensais.
Que está flaco como el rabo de una escoba.
Que tiene una dentadura de un blanco antinatural que se ve desde el otro lado de la plaza y de un tamaño tal que si mordiera al toro en vez de lidiarlo no tendrian que darle las orejas después , se las quitaría él mismo.
Que es oscuro , oscuro, de decir ¡jolín, que oscuro! Cetrino tirando a verde más bien. Vamos, que parece más gitano que payo, sin ánimo de ofender.
Que anda que parece que va pisando huevos cuando no torea, porque lo que hace mientras torea no es andar, es otra cosa que no se puede definir.
Y que tiene toda la cara de un amigo mio.
Pero claro, bien mirado, enfundado en esos pantalones plata y negro ajustados hasta las axilas, que si me los tuviera que poner yo tendría que estar conteniendo la respiración tres dias; los dichosos pantalones esos ( que no se llaman pantalones en realidad), que se tendrían que llamar "delito", porque no está bien ceñirle a un joven el culo de esa manera, ¡por Dios!; y sus desplantes, que para chulos un torero, mientras pasaba la mano sobre el lomo de aquel animal tan impresionante ; y para que seguir, me rendí. Entendí perfectamente al personal que se queda embobado viendo aquel despliegue de naturaleza y arte.
Así que salí de la plaza pensando que en el fondo tengo suerte( como siempre). Se que no volveré a ver a Cayetano más que en las revistas o la tele pero, a diferencia de todos los demás, yo tengo a mi amigo Javi el Salsa que es igualito y que además se mueve mejor; es posible que con menos arte, pero sin duda con más gracia.
1 comentario:
Me da grima ir a ver los toros, me parece una crueldad lo que les hacen a esos pobres animalejos que no le han hecho mal a nadie u.u'
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