No hay nada como una buena tormenta, llena de truenos y relámpagos. De repente el escenario cambia radicalmente y las luces en el cielo y el agua, que cae incesantemente, limpian el ambiente, saturado de lo mismo un día tras otro.
Tras ella, los días son más despejados, el aire es más fresco y la vida parece entonarse, dirigida por una mano misteriosa hacia nuevos rumbos.
No hay nada como una buena tormenta interior, de esas que te hacen recapacitar y preguntarte si estás preparada, si realmente quieres, hasta donde estás dispuesta a llegar…
Aunque la respuesta era bastante obvia: hasta el final.
5 comentarios:
Yo me pido una tormenta! Estoy harto del calor.
Besos.
ES INDISPENSABLE EN ALGÚN PUNTO DE LA VIDA TENER UNA TORMENTA INTERIOR.
LIMPIAR LAS COSAS QUE NOS HICIERON MAL Y SEGUIR ADELANTE COMO UN BUEN DÍA DE SOL DESPUÉS DE UNA TORMENTA
SALUDOS
la metáfora transmite la sabiduría de la espera; y nos fortalece en el enfrentar de la tempestad que rigurosamente cesará y dará paso a la calma.
Después de la tormenta siempre viene la calma ...
Saludos
Pues parece que se acerca, Jau..eso he oído en el tiempo ;))
Gracias Seductora...totalmente de acuerdo. :)
Sí Rochitas...ya lo decían mis antepasados árabes: "esto pasará también" :)
Si Caarsa...y el sol. Me alegro de volver a verte. :)
Besos para tod@s
Publicar un comentario