jueves, 19 de febrero de 2009

Sorteando la crisis


Y no me refiero a la económica en sí misma, que para eso ya tenemos las televisiones llenas de sesudos analístas que la desmenuzan dia trás dia. Me refiero a su consecuente crisis emocional.
Porque hay que reconocer que para mantener el tipo, aguantar la presión, seguir sonriendo y no dejarte abatir por lo que te rodea, hay que echarle bemoles perpetuamente a la cosa.

Anda el personal totalmente atribulado hasta el punto de haber perdido su venilla alegre y chispeante, dejando paso a la preocupación y la tristeza en el ambiente. Y se da, aunque el afectado no tenga, gracias a Dios, problemas inminentes. Da igual, si no los tiene los tendrá ( o al menos es la máxima que rige actualmente).

Y mientras tanto se nos olvida nuestro natural optimismo, nuestra alegria natural, nuestro afán de superación, nuestra inquietud permanente, en fin, todo aquello que nos convierte en una sociedad dinámica y que ha conseguido tiempos de esplendor.
¿Porqué? ¿Es que, acaso, no podemos volver a hacerlo?

Y lo que es peor, nos olvidamos de la gente a la que le importamos, y que solo le transmitimos mensajes de descorazonamiento. ¿ Y el cariño? ¿La pasión? ¿La camaraderia? ¿La ternura?.

Vale, ya se que vais a decir que de todo eso no se come. Pero os olvidais de algo: de todo eso se vive. O por lo menos vives mejor. ¿O vais a renunciar a una mano amiga? ¿ a un buen consejo? ¿ a que os abrace vuestra pareja? ¿ a las sonrisas de vuestros hijos?.

Que el temporal no os haga perder de vista lo verdaderamente importante.
Con crisis o sin ella.

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