Hace tiempo que describí las pérdidas sufridas como agujeros negros.
Cuando ya no tienes aquello que te hacía funcionar, sientes en tu alma un vacío frío y oscuro, como creo que son esos dichosos agujeros en el universo.
Lo sentí cuando perdí a mi querido amigo (hermano) Hilario despues de una penosa enfermedad.
Cuando me dejaron mis segundos padres, los dos a un tiempo, en un trágico accidente.
Cuando perdí a gran parte de mi familia por un cúmulo de malos sentimientos mal encauzados e imposibles de solucionar.
Cuando perdí al amor de mi vida.
Cuando perdí a mi madre.
Cuando perdí a mi padre.
¿Cuantos agujeros negros puede acoger mi alma?
Es posible que esté frente al próximo, por eso hoy he escrito en este esperanzador color.
Y si al final no me sale bien, sólo me queda volver a empezar.
Como diría Kypling: como cuando empecé y sin exhalar jamás una queja sobre la pérdida sufrida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario